Diario de un soñador: "La cacería de brujas"; por Luis Rivero

Por toda Venezuela los políticos desaparecían. 
Imagen: Gustavo Bencomo
Día 2.
Tum, tum, tum  "abran la puerta -ordena una voz- ¡abran ya!"
Bajé el volumen del televisor, encendí la luz de la sala, miré por la ventana lateral y abrí. Al ver a aquellos hombres no pude evitar sentir temor.

Estaban vestidos de negro, encapuchados y con lentes oscuros.
Con chalecos antibalas, cinturones llenos de granas; y por supuesto, unas "Ak47" entre los brazos, que reforzaban su siniestro aspecto de vengadores.

Pero, aunque tenía miedo, esto no me parecía nuevo, y es que en apariencia y gestos eran muy parecidos a aquellos conocidos como los "Colectivos de la paz", que iban por allí asesinando y robando a la gente, en los tiempos de la "Revolución Madurista", como si tuviesen un permiso divino... Bueno, luego entendería que eran casi lo mismo.

"Estamos buscando a Emilio Luzardo ¿sabe usted quién es? -me preguntó uno de ellos, mientras apuntaba con su arma el interior de la casa- Lo estamos buscando para interrogarlo sobre su participación en la constituyente del 30 de julio del 2017 ¿Lo conoce sí o no? ¡Hable!”

Emilio, o el loco Tulino, como le conocen en el vecindario; apodo que se ganó por celebrar la Navidad en Semana Santa y asegurar que conocía a Simón Bolívar, era un señor de 51 años, fiel consumidor de chimó y cigarrillos, solitario, sin mujer, ni hijos, activista político y muy trabajador en cuestiones de labores sociales y Consejos Comunales. Y sí, efectivamente, participó en el proceso Constituyente del 2017.

"Sí, sé quien es. Pero desde ayer no lo he visto por allí ¿Hay algún problema?", pregunté, intentando secar disimuladamente el sudor de mi frente. "Pues si nos está mintiendo lo habrá para usted. El señor Luzardo vendía información a la Guardia Nacional de quienes iban a protestar pacíficamente. Él es su enemigo. Él es enemigo del Estado. Él es enemigo de la nueva Venezuela. Él es un traidor y si lo esconde o lo encubre, usted también lo será ¡Entendido!" sentenció aquel hombre mientras retiraba a su tropa de mi casa. El miedo me tenía petrificado el habla, solo pude asentir con la cabeza, como quien no tiene más opción. 

Pero bueno, el susto ya había pasado, el alma volvía poco a poco a mi cuerpo. Sin embargo, no podía dejar de pensar en el "loco Tulino" y lo que iban a hacerle cuando lo encontraran.

Y es que, durante todo el día hubo rumores de secuestros y allanamientos. "Escuadrones de la muerte" que aparecían por toda Venezuela como ángeles vengadores raptando y asesinando a objetivos específicos.

Se habló mucho sobre un caso en Mérida en el que habían encontrado 121 personas muertas cerca de un río. Todas sin identificaciones. Pero lo más raro era que ninguna tenía heridas de bala o de cualquier otro tipo de armas; como si se hubiesen suicidado.

Pero esto no era todo. Jorge Rodríguez “Padre”, Samuel Moncada, Maikel Moreno, Winston Vallenilla, Tibisay Lucena, Rangel Silva; incluso "Cabeza e' mango", el popular presentador de "Zurda Konducta" habían desaparecido, uno a uno, misteriosamente. Nadie sabía en dónde estaban, o siquiera si estaban vivos.

Esto era una autentica cacería de brujas.

Pero esto fue sacado de mis pensamientos de un “golpe” ¡La cadena Nacional!" recordé. Corrí hacía el televisor, como una madre corre a la cocina cuando recuerda que dejó algo cocinando en la estufa.

Pero ya ni modo, la transmisión había finalizado.

"No supe quién sería el Presidente" lamenté. "Pero, hablando de Presidentes ¿ Y Maduro? ¿También lo habrán secuestrado?" Me interrogué.

Sin embargo, no tuve ni tiempo de razonar al respecto.

"Allí está. No dejen que se escape", gritó alguien en la calle.
Pa-Pa, se escucharon dos disparos. El tiempo se detuvo. Yo inmóvil en la sala. Se escuchó un grito de auxilio. Pa-pa-pa, otros disparos. Un niño llorando en la casa de al lado. El grito contenido de una mujer que seguramente corrió al cuarto de sus pequeños a protegerlos. Sentí los latidos de mi corazón más lentos, todo en cuestión de segundos...

Luego hubo paz. No se escuchaba nada...

Tum, tum, tum alguien toca. "¡Abran la puerta! ¡Abran ya!”

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